Entran por la derecha, salen por la izquierda. Abren tu puerta. Vienen con el gesto de no decir la verdad, con la cara de crueldad encerrada en una celda. Vienen pensando que el amor no se trabaja, sino que se presta. Otros creen que basta con darle a un “clic” y ya está, que en el Facebook o en Badoo esta su mejor apuesta. Yo pienso que, el amor necesita trabajo más que olvido, necesita silencios más que ruido. Supongo que a veces el amor está sometido a un “tú dámelo todo que ya veremos cuanto te doy yo”, a un “creía que te quería pero es que, me he cansado en el primer escollo”, a un “apóyate en mi hombro y respira hondo, que si mañana me llamas, a lo mejor no te respondo”. Entonces, ¿qué diferencias hay entre el amor y el deseo intenso? ¿Por qué lo llaman “vicio” cuando quieren decir “sexo”? ¿Por qué lo llaman “amor” cuando solo es dependencia y necesidad momentánea de calor? ¿Por qué lo llaman “amor” cuando van de flor en flor? Aunque, un momento. ¿Acaso no se puede...
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