No me han quedado cicatrices de la ostia que nos pegamos, ni lugares, ni paisajes, ni canciones que recordar, ni canciones para recordarte. He aprendido la lección bien aprendida a base de palos y no me han quedado ganas de volver a verte, ni de besarte, ni de noches, ni de tardes, y tampoco me han quedado ganas de tí en general, sólo una indignación que se parece a mi resaca de los domingos y un poco de odio hacia todo lo que tenga que ver contigo.
Soy una de las mejores cosas que han
un amante de las
mentiras.
Soy una de las mejores cosas que han
pasado por tu vida,
demasiado buena para un amante de las
mentiras.
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