Y espero que te guste el último verso tuyo que me explota, porque, qué culpa tengo yo de que a todos mis incendios les ganasen tus huracanes?
No sé qué fue peor, si el día en que nos separamos o el día en que decidiste que separados no. Porque nunca se ha acabado el amor, solo el tiempo; el tiempo en tus costillas, el tiempo por tu ombligo, el tiempo de la cuenta atrás, de los 400 kilómetros, el que corre detrás de tu tren, el tiempo que no es tiempo. Yo te espero, como siempre, en el andén al que llevan tus peores pesadillas, tus mejores sueños. Me prendo en llamas y vuelo por encima de los trozos que nos quedan. Te pienso y te dejo olvidar, te olvido y ojalá.. respiro de las caladas de mi peta, te vuelvo a pensar, y ojalá que me deje llevar...
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