Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2016

punto y aparte

El día que te merezca seré una persona increíble. El día que te merezca seré, de lo bueno, lo mejor. Me admirarás casi tanto como yo te admiro, me envidiarás casi tanto como yo a ti hoy. Los pajaritos se dejarán de cantar babosadas, las nubes se levantarán cachondas perdidas y las vírgenes suicidas abandonarán sus dos vocaciones de un polvazo y sin dilación. Todo eso el día que yo te merezca, todo eso el día que tú te merezcas algo como yo. El día que te merezca habré hecho tanto por ti como lo que tú ya has hecho por mí. Poner cara de que estás conmigo cuando nadie más lo está. Y ponerla hasta partírtela si hace falta por cualquier tontería indefendible que se me caiga de la boca. Hacer ver que tengo razón aún cuando ya hace rato que me la quitan de las manos, oiga. Y aflojármela un poco cuando ya hacía tiempo que se me estaba atragantando. Nuestra amistad dará por fin balance cero, pero un cero con muchos unos a su izquierda y bien relleno de aparentes sobras, como todo buen relleno

Si dejaran de buscar vida después de la muerte, quizá descubrirían que hay vida antes de la muerte. Lo importante es el presente, "mañana" es sólo un día inexistente

Sé que las mentiras son barreras, pero también sé que juntos podemos romperlas. Sé que volar es difícil, pero con fe no es imposible, he visto volando a parejas de quince años en cines, en la parte más oscura de los cines, donde parece que regalen alas a los que no ven las pelis.

"El chojín"

Y en la mayoría de nuestros ejemplos cotidianos, la gente fracasa. Si, la gente fracasa, no por ponerse objetivos altos e intentar alcanzarlos, no. Fracasa por ponerse objetivos minúsculos, y lograrlos. Yo no quiero ser de esos. No quiero ser normal.

23 de octubre.

Luego, y a pesar de todo, pienso en todas las formas en la que una persona puede decirte lo mucho que te quiere sin decirlo. Pienso en dejarte su abrigo cuando fuera hace menos 4 grados, en febrero, en la pura noche de Granada, sin una mísera nube que retenga algo de calor de este pedacito de nosotros. Pienso en hacer lo imposible para que no me vaya a la habitación sin una merienda (o una cerveza, que al fin y al cabo para esas cosas soy igual) fuera. Pienso en un beso en la frente, debajo de la lluvia del cielo marbellí, en un campo, solos los dos y su coche; y, hablando de coches, pienso en cuando vamos por una acerca estrecha y me mete en la zona pegada a la pared, alejada de tanta velocidad, alejada de los coches, protegida. En su forma de morderme la nariz. Y de hacerme rabiar con un tortazo, y bien dado, en el culo. Pienso en las dudas, en los "y si.." y en los "sabes que si.." en las cosquillas en la espalda, sudados, callados, cansados. Pienso en su preocup